¿Y el Dakar?

El viernes escuché una noticia que me dejaba desconcertado. No me gustó, es más, me hizo soltar maldiciones. El Rally Dakar, esa prueba del mundo del motor en el que un grupo de pilotos, de autos, motos y camiones, salían desde una ciudad europea (unas veces París, otras Madrid, ahora Lisboa) a cruzar el desierto, hacia Dakar, ciudad ubicada en Senegal, al lado del Lago Rosado, a jugarse la vida por llegar a miles de kilómetros de esa ciudad de salida, fue suspendido debido a amenazas de Al Qaeda.

Cualquier noticia en la que se une el terrorismo es mala, y éste ahora suspende una carrera que ponderaba la aventura por sobre todas las cosas, es algo que no se debe permitir, pero en este tiempo de guerras y de fundamentalismos religiosos era casi imposible que el Dakar, como los fanáticos le decimos de cariño, continuará.

Esta aventura inició en 1979 y desde que tuve acceso a televisión por cable empecé a disfrutar. Ver autos cuatro por cuatro recorrer las dunas, pilotos que después de correr durante toda la mañana bajo el sol abrasador del Sahara acampaban bajo la estrellada noche desértica, me fue atrapando.

La carrera tenía críticas, hubo muertes, se cuestionaba la aventura desde que empezaron a usarse los GPS, pero nada de eso había frenado el espíritu aventurero en el que hasta un mexicano, Pedro de Uriarte, compitió en las motos.

Recuerdo las veces que los Saharahusi amenazaban la carrera, se modificaba y todo bien, pero la amenaza de al Qaeda es el colmo y se terminó una carrera que iniciaría su edición 30.

Qué puedo decir... el Dakar está, de momento herido. se habla de que pueden realizarla en algún otro lugar, la Patagonia, por ejemplo, pero la verdad, desde el momento que el terrorismo entra a suspender una tradición, la vida no será igual.

2008 será recordado como el año en que se suspendió el Dakar... y los eventos deportivos que faltan. Esperemos que la amenaza terrorista desaparezca... ¿Los Reyes me lo concederán?